Por Isabel Soto Mayedo
Guatemala, 2 nov (PL) Guatemala está en tránsito en términos de manejo gubernamental, pero esto no supone que habrá cambios en los próximos cuatro años con la llegada de un nuevo gobierno, opinó hoy el investigador Mario Enrique Sosa.
Para el académico vinculado al Instituto de Investigaciones y Gerencia Política (INGEP), mientras América Latina sale de la aplicación de las políticas neoliberales, este es un país donde ese modelo está en plena implementación y ello continuará en el futuro inmediato.
Durante una conversación con Prensa Latina aludió, como prueba de eso, a la expansión de proyectos de carácter extractivista, de hidroeléctricas y megaproyectos de diversa naturaleza, detrás de los cuales existen intereses diversos, tanto nacionales como extranjeros.
"Esta estrategia supone la intención del capital de reinsertarse en propuestas productivas capaces de contrarrestar los efectos de la crisis económica global, para lo cual contó hasta ahora con el respaldo de las autoridades de Gobierno", agregó.
El atraso de las fuerzas productivas es uno de los elementos que conspira a favor del capital nacional y transnacional en Guatemala, donde subsisten formas de explotación casi feudales como el colonato, añadió.
En departamentos como San Marcos y Alta Verapaz, en el suroccidente y norte, de forma respectiva, grandes latifundistas recurren a ese método de sujeción de los campesinos a partir de la concesión de pequeñas parcelas a cambio de trabajo en épocas de cosecha por pagos irrisorios u otros, ejemplificó.
De acuerdo con el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas, de la Universidad Rafael Landívar, tales maniobras son posibles porque el Gobierno no está interesado en salvaguardar los derechos de esas mayorías.
Por efecto de la explotación, del saqueo constante de los bienes naturales, del desplazamiento forzado de los campesinos a raíz de proyectos inversionistas y de la represión por parte de las fuerzas del Estado, el movimiento de resistencia ganó arraigo en las últimas décadas en Guatemala, explicó.
Rememoró el IV Congreso Campesino (agosto, 2014), que a su juicio mostró la articulación de intereses y propuestas de buena parte de las organizaciones de trabajadores en el campo con las representativas de los pueblos indígenas.
Estas integraron el amplio sector popular que protestó cada sábado en las calles desde abril de 2015 contra la corrupción y exigió conformar una Asamblea Nacional Constituyente, capaz de propiciar la transformación del Estado hacia uno de tipo popular, democrático y plurinacional, destacó.
La aprobación de la Ley del Sistema de Desarrollo Rural Integral, impulsada desde 2009, es otra demanda de este movimiento para contar con normas jurídicas, que orienten al Estado en su prioritario deber de trabajar por el bienestar y desarrollo de las familias campesinas, precisó.
"Guatemala requiere de un Estado que apuntale un modelo económico distinto, que permita orientar la tierra a actividades prioritarias para la subsistencia y donde se potencien las capacidades individuales", reflexionó.
Ese Estado también debe estar "interesado en buscar el desarrollo a partir de una perspectiva endógena, sin favorecer al capital transnacional, donde se potencie la transformación del patriarcalismo arrastrado y se asuma lo plurinacional para articular derechos a pueblos impelidos de ejercerlos ahora".
En: http://prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=4309031&Itemid=1
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