Mario Enrique Sosa Velásquez
www.rebelion.org, 8 de octubre 2003
Los guatemaltecos y guatemaltecas, mestizos o indígenas, estamos ante una decisión difícil. En las elecciones del 9 de Noviembre estaremos tomando una decisión importante, de la cual dependerá el tipo de gobierno y la correlación de fuerzas que favorezca cambios que beneficien a la mayoría del Pueblo guatemalteco.
Desde 1954 hemos sido gobernados por fuerzas políticas de derecha, sean estas partidarias o militares, burguesas y mafiosas, todas en esencia contrarias a los intereses populares, además de serviles al imperio de Estados Unidos. Es por esto el escepticismo que a muchos nos embarga cuando se trata de hablar de lo electoral como posibilidad política para acceder al poder e impulsar la transformación del Estado y la Nación. Este sentimiento se profundiza al observar que las pasadas y actual elección sólo sirven para ratificar el poder de la derecha, es decir, de la burguesía, de las mafias o de intermediarios de éstas.
En el actual proceso electoral el Pueblo carece de alternativa real. Las últimas encuestas ubican con posibilidades de triunfo electoral a GANA, UNE y al FRG. En posiciones secundarias las empresas encuestadores ubican al PAN, Unionista, URNG y DIA.
Este panorama implica que la mayoría de guatemaltecos con intención de votar, está optando nuevamente por la derecha como opción para gobernar y por proyectos que no corresponden con sus intereses. Esto se debe, entre otros aspectos, a la hegemonía del pensamiento y la práctica política dominante, que a través de distintos partidos y organizaciones sociales, económicas y políticas, de diversas políticas e instituciones, de distintos aparatos ideológicos, ha logrado que el Pueblo crea en los criterios de la clase y los sectores dominantes. Sin embargo, también se debe a la incapacidad de la izquierda para definir su Proyecto, articularse y construir una propuesta programática, un discurso y una práctica que sean referentes para la adhesión y participación de las grandes mayorías.
Este es el panorama que se pretende analizar, a partir de aportar elementos que permitan dilucidar los proyectos político económicos que están disputándose y los partidos políticos que los representan. Este esfuerzo pretende aportar un poco de claridad en el panorama sombrío que hoy vivimos como Pueblo.
LOS PROYECTOS Y SUS PARTIDOS POLÍTICOS
1. El proyecto de la burguesía
La burguesía, como clase económicamente dominante, ha sido la principal beneficiada al definir la forma en que se ha estructurado la Nación y el Estado guatemaltecos a lo largo de nuestra historia. Ha acumulado grandes riquezas a partir del despojo histórico de tierras a los Pueblos Indígenas, a comunidades rurales y tierras nacionales; en los latifundios ha logrado extraer grandes capitales con la siembra de productos orientados a la exportación y con la sobre explotación a la clase trabajadora --la mayoría perteneciente a pueblos indígenas-- a quienes ha pagado bajos salarios y ha mantenido en condiciones de trabajo inhumanas e inexistencia de seguridad social. Su capital lo ha acumulado también basándose en actividades comerciales, financieras, industriales, las cuales se basan en la extracción de plusvalía vía los bajos salarios, el encarecimiento de productos, la especulación financiera, sin descartar su relación directa o indirecta con las redes mafiosas.
Con altibajos a lo largo de su historia, esta burguesía conformada por blancos, criollos, ladinos y mestizos (por auto adscripción), ha logrado mantener su dominio en la conducción del proceso nacional, en alianza con el capital transnacional y con el imperio estadounidense. Un dominio que la mayor parte del tiempo ha sido ejercido con violencia represiva, estatal y privada.
Sin embargo, con la derrota electoral sufrida en 1999, la burguesía y especialmente la oligarquía como su núcleo dirigente, se vio imposibilitada --en buena medida—de utilizar al Estado en función de su proyecto de clase dominante. Con esto disminuyeron sus ganancias, su capacidad para conducir el proceso nacional y para imponer sus intereses. Por esto, en las elecciones del 2003, la parte mayoritaria de esta burguesía intenta recuperar dicho poder a través de GANA. No obstante una de sus fracciones, encabezada por Álvaro Arzú (terrateniente del azúcar y de otras áreas productivas y económicas), ha optado momentáneamente por un partido distinto: el Unionista.
La GANA ha lanzado como candidato a Oscar Berger, un empresario que forma parte del sector terrateniente cafetalero, es decir, del sector productivo más atrasado y de los más explotadores y represivos. Fue alcalde de la capital, desde donde implementó una política elitista y clasista, y comprometió recursos municipales en proyectos como el del transporte urbano, el cual, además de ser un paliativo, sólo sirvió para enriquecer a quienes intervinieron en el negocio.
Esta alianza se integra con tres partidos de derecha cuyos dueños son expresiones burguesas y contrainsurgentes. El partido Reformador es propiedad de Jorge Briz –de la burguesía comercial--, el PSN propiedad de Castillo Sinibaldi --de la oligarquía licorera--, el Patriota propiedad del ex general Otto Pérez Molina –militar contrainsurgente--. A esta alianza se suman sectores de la burguesía agrícola, financiera, comercial, industrial y periodística, la mayor parte aglutinados en el CACIF. Estas son las clases que dirigen GANA y a las cuales se ha unido el comerciante burgués Fito Paiz y su partido UD. Su consolidación como alianza dependerá del repartimiento de cuotas de poder y beneficios en el caso de triunfar en las elecciones o de su articulación y capacidad de negociación como oposición de no lograrlo.
Su estrategia electoral consiste en: a) inversión millonaria en publicidad; b) hacer creer al ciudadano que con su elección ganamos todos; c) involucramiento de un conjunto de organizaciones, liderazgos, iglesias y partidos políticos en el Frente Cívico por la Democracia, como instancia de oposición al FRG y promotora del "voto consciente", marco en el cual GANA sería vista como la alternativa para desplazar a dicho partido del gobierno; d) elección de Eduardo Stain como candidato vicepresidencial, cuyo interés es convencer engañosamente a un conjunto de líderes y organizaciones del movimiento social, ONG e iglesias, sobre su carácter de mediador y promotor de sus causas.
Un gobierno de GANA, por sus intereses de clase social económicamente dominante, significaría pocos cambios con relación al gobierno del FRG. Su gobierno significaría continuar con la política neoliberal, privatizadora y entreguista al capital transnacional y a Estados Unidos, tal y como lo ha hecho históricamente y como lo hizo cuando gobernó a través del PAN. Obviamente haría algunos cambios para que todo siga igual, para que continúen las condiciones que les permitan seguir acumulando riqueza. En este sentido continuaría la explotación, la opresión, el racismo y la pobreza. No obstante, su política sería institucionalista. En conclusión, el triunfo de GANA implicaría ganancia para la burguesía en general, desplazamiento parcial de las mafias, perdida para el Pueblo que seguiría viendo postergadas sus necesidades. Estaríamos frente a un gobierno burgués, oligárquico, antidemocrático, racista y servil a los Estados Unidos.
Como se mencionó con anterioridad, una parte menor de la burguesía –desprendimiento también del PAN-- decidió lanzarse a la contienda electoral vía el partido Unionista. Esta fracción pretende insertarse en la negociación de cuotas de poder político y económico por esa vía, y obviamente estaría haciendo cuerpo común --explícito o implícito-- con GANA en una segunda vuelta electoral.
El candidato presidencial unionista es Fritz García-Gallont, un empresario descendiente de terratenientes alemanes, cuya política ha sido la misma implementada por el ex presidente Alvaro Arzú, con quien además está emparentado.
Al igual que GANA y el PAN, el partido Unionista es heredero de la privatización y disminución de los servicios del Estado al Pueblo, del aprovechamiento del Estado y del encarecimiento de servicios como la energía eléctrica, agua, teléfono, correo --entre otros--, provocado por medidas implementadas por el gobierno de Arzú y continuadas por el FRG. 2. El proyecto de las mafias El FRG representa el proyecto de los sectores duros y genocidas de la contrainsurgencia, de castas de militares y paramilitares, de nuevos ricos surgidos de las mafias en alianza con segmentos de la burguesía y sectores religiosos, especialmente protestantes.
Su origen puede rastrearse en los años de guerra, en los cuales la burguesía y el imperio de EE.UU. optaron por implementar la estrategia contrainsurgente como método fundamental de dominio y enfrentamiento contra la insurgencia revolucionaria. Para desarrollar dicha estrategia hicieron del ejército un poder autónomo y sanguinario, condición que además de derrotar militarmente a la insurgencia, abrió paso a que una buena cantidad de militares, más allá de poseer poder político y militar, vieran la posibilidad de ascender económicamente. Así, además de aprovecharse de los recursos del Estado, se apropiaron de tierras nacionales, municipales y comunales, y se aliaron con redes de contrabando y tráfico de drogas. Esto obviamente lo hicieron junto con civiles, algunos de ellos grandes y medianos empresarios. De tal manera que, además de poder político y militar, acumularon poder económico y control social, el cual han aumentado a través de alianzas articuladas principalmente en el FRG.
En el marco del proceso electoral, el FRG parecía verse afectado por los actos vandálicos que promovió en julio de este año. Sin embargo, su estrategia parece estar logrando el objetivo de crecer aceleradamente en la intención del voto, con posibilidades reales de disputar nuevamente la presidencia.
Además de poseer un voto fiel y duro, el FRG está impulsando una estrategia para mantenerse en el poder a través de: a) lanzamiento e inscripción fraudulenta como candidato presidencial de su caudillo natural: Efraín Ríos Montt, un militar acusado de genocidio y etnocidio que garantiza la alianza partidaria; b) activación de otras acciones fraudulentas como la inscripción de cédulas falsas; c) activación de fuerzas paramilitares como las PAC como fuerzas de choque y base electoral; d) promoción de violencia y terror para lograr que el votante se abstenga de votar por otros partidos políticos; e) emisión de un discurso demagógico de crítica a los ricos representados en GANA y planteándose como los defensores de los pobres; f) activación de mecanismos de control, presión y amenazas a la población para obligarlos a votar a su favor; g) inversión pública en obras visibles que atraigan o comprometan electoralmente a la población; h) probablemente hasta la consumación de un fraude electoral o un golpe de Estado si el voto lo desfavorece. Recuérdese que el FRG y quienes lo integran tienen mucho que ganar y mucho que perder. En conclusión, su carácter y estrategia permite afirmar que sería un error fundamental descartar un triunfo electoral o una posible estrategia no electoral del FRG para mantenerse en el poder.
En cualquier caso, el triunfo electoral del FRG implicaría la continuidad de un gobierno corrupto y vinculado a las mafias, caudillista, antidemocrático, militarista, represor, anticonstitucionalista y entreguista con Estados Unidos como lo ha demostrado, entre otras formas, al permitir el ingreso de tropas militares estadounidenses al territorio nacional y en entregar el país en las negociaciones del Tratado de "Libre" Comercio EE.UU.--Centroamérica en la cual está sacrificando la ya débil producción nacional. La consecuencia mayor de un nuevo gobierno del FRG sería terminar de destruir la débil institucionalidad, las pocas conquistas populares y las condiciones logradas para continuar el proceso de lucha popular y democrática.
El FRG resultó ser su instrumento ideal para los sectores que lo integran, aunque su ubicación en las encuestas haría que peligrar su utilidad. De hecho, esta situación está provocando que dichos sectores, castas y clases se camuflen, se muden a otros partidos --como ya empezó a darse-- e implementen acciones para garantizar su inmunidad ante posibles persecuciones penales.
Independiente del resultado electoral, habrá que tomar en cuenta que dichos sectores, castas y clases mafiosas ya son parte consubstancial del Estado, de varios partidos políticos y se han ido fundiendo como parte de la burguesía, del gran empresariado. De hecho, las mafias como tales están compuestas de redes, las cuales inclusive se extienden a sectores de población considerados imprescindibles para el desarrollo de sus acciones ilícitas. En muchas ocasiones dichas redes mafiosas están ligadas también a aquellas construidas por poderes económicos, con las cuales se alían para acrecentar sus capitales. Así encontramos capitales transnacionales que se han infiltrado o apoderado, por ejemplo, de ministerios como el de Energía y Minas, el cual les es útil como instrumento para lograr concesiones de exploración y explotación de recursos nacionales, y para mantener control sobre el mercado de hidrocarburos. Es en este marco en el cual se explica el actual PAN y las relaciones que ha ido tejiendo su actual candidato presidencial: Leonel López Rodas, quien siendo Ministro de Energía y Minas abrió el país a las exploraciones y concesiones petroleras y se vinculó a negocios de gasolina, servicios por los cuales salió grandemente beneficiado.
El otro partido que se rumora tiene ligazón con algunas expresiones mafiosas es precisamente el PAN. Este fue el partido privilegiado por la burguesía para apoderarse finalmente del gobierno en 1999. Sin embargo, Leonel López Rodas maniobró para impedir que Berger fuera el candidato presidencial, orillándolo a su salida. El camino, entonces, quedó libre para lanzarse como presidenciable del PAN, un partido ahora integrado con pequeña y mediana burguesía principalmente, dominado por aquellos que siguen viendo al Estado como el instrumento para continuar enriqueciéndose vía su alianza con capital transnacional e, inclusive, mafioso.
La estrategia electoral consiste en capitalizar el símbolo y estructura partidaria conocida por la población y en plantearse como la opción que acabará con la delincuencia común. Es previsible que su cercanía a las redes que integran el FRG, hagan que se oriente a apoyar dicho partido en una segunda vuelta electoral.
2. Los proyectos de la "pequeña burguesía"
El partido UNE está integrado por diversas fracciones y grupos de pequeña burguesía, aunque penetrados por una de las alianzas familiares de la oligarquía: los Andrade -- Díaz-Durán. Muchos de sus integrantes provienen del PAN, FRG, DC, DIA y de viejos gobiernos contrainsurgentes.
Este partido lo encabeza Álvaro Colom Caballeros como secretario general y candidato presidencial. Colom es un empresario de maquilas que ha intentado aprovecharse del parentesco con Manuel Colom Argueta, un líder político de izquierda de gran credibilidad en la población y asesinado por el ejército en 1979, durante el gobierno de Lucas García. Por su parte, el candidato vicepresidencial, Fernando Andrade Díaz- Durán, ex funcionario de gobiernos militares, miembro y servidor fiel de la oligarquía, ha cumplido una función de intermediario de los intereses de militares y de la embajada de Estados Unidos.
UNE es un partido que carece de programa estructurado, aunque tiene claridad en sus intereses de clase social emergente. Aun cuando se diga un partido de centro o de centro--izquierda, en su integración y práctica resulta ser un partido de derecha oportunista.
Su estrategia consiste en distanciarse y ubicarse como alternativa aparentemente popular frente al FRG y GANA. De esta forma pretende competir en una segunda vuelta en la cual supuestamente triunfaría. A esto suma la búsqueda de apoyo de la embajada norteamericana.
Otra de las expresiones de la pequeña burguesía es la DC. Hoy es encuentra en un nuevo intento por presentar candidato presidencial. Su tercera carta es Jacobo Arbenz Vilanova, hijo de Jacobo Arbenz Guzmán, presidente democrático que gobernó el país de 1950 a 1954 y que fue derrocado por la burguesía, sectores de militares y Estados Unidos, quienes juntos invaden militarmente el país e inician un ciclo de gobiernos militares y represivos. No obstante dicho parentesco, este candidato carece de las capacidades y definiciones político ideológicas de su padre. Su pensamiento es profundamente neoliberal y su práctica ha sido oportunista al intentar ser el candidato presidencial de varios partidos políticos, previo a lograrlo con la DC.
No obstante que su campaña publicitaria intenta presentarlo como partido renovado, la DC participa con viejas figuras políticas que perdieron poder, políticos acusados de corrupción, serviles a los militares y a los Estados Unidos, aliados de la derecha recalcitrante y hasta hace poco del FRG en el Congreso --al igual que UD y PLP. Como partido es una variante de derecha cuyo origen está vinculado con el internacionalismo anticomunista de la jerarquía católica mundial. Hoy, sin propuesta y arraigo, lucha simplemente por su sobrevivencia, pero con el peligro de desaparecer.
3. El proyecto imperialista de Estados Unidos y del capital transnacional
Un proyecto casi nunca analizado como parte de la coyuntura, que no se muestra claramente en procesos electorales, es el proyecto imperialista encabezado por Estados Unidos y por empresas transnacionales, en este caso aquellas con intereses en Guatemala y la región. Este proyecto pretende anexionar nuestros estados nacionales a Estados Unidos, abrir las fronteras a la explotación de la fuerza de trabajo, los recursos naturales renovables y no renovables, a la inversión y movilidad del capital transnacional dentro y fuera del país. Todo esto en desmedro de nuestras escasas posibilidades de desarrollo nacional y, evidentemente, de las necesidades y problemas del Pueblo.
La expansión de EE.UU. y la anexión de nuestros estados nacionales es un proceso que se está dando actualmente a través del Área de "Libre" Comercio para las Américas --ALCA--; el Tratado de "Libre" Comercio entre EE.UU., México y Canadá -- TLC--; el Plan Puebla Panamá --PPP-- que abarca desde Puebla (México) hasta Panamá; y el Tratado de "Libre" Comercio EE.UU.--Centro América. Con estos planes Estados Unidos pretende consolidar su poder político, militar y económico en América. Para el impulso de dichos planes se apoya en instancias de financiamiento internacional como el Fondo Monetario Internacional --FMI--, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo --BID-- y otras estructuras como la Organización Mundial de Comercio --OMC.
Para lograr sus propósitos en Guatemala, Estados Unidos siempre ha impulsado acciones intervencionistas e invasoras, ha apoyado la represión y el terrorismo contra la oposición política y ha concretado alianzas con sectores y clases sociales serviles: así lo hizo con la burguesía oligarca en 1954, con los regímenes militares hasta 1985, con los distintos gobiernos hasta la fecha.
En esa dirección se comprende su apoyó al FRG en las elecciones anteriores, pues éste partido se presentaba como su incondicional, especialmente por no tener intereses económicos que defender en el ámbito de lo productivo y en el marco de las negociaciones de los Tratados de "libre" comercio. Sin embargo, el FRG generó condiciones de inestabilidad política que no garantizan la gobernabilidad que los negocios e intereses del capital transnacional y de los Estados Unidos requieren.
Por esto ha dejado de ser su primera opción, a menos que logre mantenerse en el poder.
GANA por su parte, integra algunas fracciones vinculadas a la producción agrícola e industrial que se están viendo afectada por la apertura del mercado nacional a la "libre" circulación de mercancías producidas por transnacionales, principalmente provenientes de Estados Unidos. Por esta razón han impugnado las negociaciones y la actitud entreguista del FRG en las negociaciones del TLC C.A.--EE.UU.
Adicionalmente, quienes integran GANA históricamente se han negado a pagar impuestos que, a los ojos de Estados Unidos, permitirían hacer más gobernable el país. Esto hace que Estados Unidos no ubique a GANA como su principal aliado en este momento, aunque sin descartarlo como hace con el FRG.
En este momento entonces, cuál es el aliado ideal de Estados Unidos para continuar con sus planes. Ese aliado, que ya goza de la "bendición" de la embajada norteamericana, es la UNE y su candidato presidencial Alvaro Colom. La UNE no está dominada por la oligarquía y no representa por el momento un factor de inestabilidad política. Por el contrario, su carácter político podría representar a Estados Unidos la opción para continuar con facilidad sus planes expansionistas y anexionistas, descartar negociaciones directas con la oligarquía y aminorar el poder de las redes que manejan el FRG.
No obstante, como ha sido su pragmatismo imperialista, cederá migajas a quien finalmente gane las elecciones y obtendrá grandes beneficios utilizando como siempre las presiones económicas, políticas y hasta militares.
En todo caso, durante las actuales elecciones, UNE representa el Caballo de Troya del imperio estadounidense y en buena medida del capital transnacional.
Obviamente esta definición dependerá de sus posibilidades de insertarse en la segunda vuelta electoral.
4. El Proyecto Alternativo Popular
De 1944 a 1954 se desarrolló la llamada Primavera Democrática. Durante estos diez años se impulsaron planes y programas de beneficio popular. El Pueblo encontraba al fin una alternativa a sus necesidades y problemas históricos. Sin embargo, esta Primavera Democrática fue brutalmente interrumpida por la invasión de Estados Unidos, con la complicidad de la iglesia católica de ese entonces, la burguesía y militares entreguistas. A partir de entonces ha sido la burguesía, las mafias y Estados Unidos quienes han determinado la permanencia de gobiernos militares o civiles, todos de derecha.
La represión contra la izquierda a partir de 1954, provocó que el proyecto alternativo popular se impulsara a través de la lucha armada como única vía posible.
Sin embargo, al ser derrotada esta estrategia, obligó a negociar y firmar de la paz.
Esto originó que las organizaciones que impulsaron la estrategia revolucionaria se insertaran en el marco de la legalidad burguesa, aceptaran sus reglas y se organizaran en el partido político URNG.
Después de la inserción de la izquierda a la legalidad burguesa --en buena medida contrainsurgente todavía--, surgen las preguntas: ¿En qué situación se encuentra el Proyecto del Pueblo: popular, democrático, revolucionario?, ¿Tenemos alternativa como Pueblo?.
El Proyecto del Pueblo hoy es inexistente. Aun cuando existen fuerzas que dicen representarlo, éstas carecen de una línea de acción política que lo demuestre. Su dispersión, su enfrentamiento mutuo, sus planteamientos y prácticas distan mucho de los principios y la estrategia coherente con dicho Proyecto, con los intereses de la clase trabajadora y de todos los sectores y pueblos oprimidos.
Obviamente existen fuerzas sociales cuyo carácter se orienta a la defensa, demanda y reivindicación de diversas necesidades y problemáticas: organizaciones populares, campesinas, indígenas, de género, etc. Sin embargo, carecen de madurez para visualizar y asumir la necesidad de concebir y articular una estrategia unitaria que se encamine a la lucha por la construcción y toma del poder para impulsar el Proyecto del Pueblo.
Los dos partidos que se dicen de izquierda: ANN y URNG, están integrados por hombres y mujeres, muchos de ellos aliados de las causas populares, que lucharon por cambios revolucionarios y democráticos. Sin embargo, estos partidos son muestra de la falta de coherencia con el Proyecto liberador del Pueblo y de la clase trabajadora. Esta falta de coherencia se observa en sus prácticas comandantiles, verticalistas, autoritarias, dogmáticas y tolerantes con los poderes dominantes, en sus intereses particulares y hasta individuales, sobreponiéndose al principio de unidad de la izquierda, cuya concreción sería la única posibilidad para derrotar a la derecha en sus múltiples expresiones.
La URNG, desgastada por razones externas e internas, con predominio de la corriente socialdemócrata y expresiones comandantiles, tomó la decisión de lanzar a Rodrigo Asturias (Gaspar Ilom) como su candidato presidencial. Asturias, es un socialdemócrata y antiguo comandante de la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas --ORPA--. Este partido impulsa una estrategia electorera y sectaria hacia otras expresiones de izquierda, cuenta con escasos recursos, posee un techo político electoral demasiado bajo y una propuesta política que no pasa de ser modernizante.
Sus limitaciones y resultados poco satisfactorios hacen imposible un despegue electoral vertiginoso a estas alturas. Todo lo contrario, hacen peligrar su propia sobrevivencia como partido.
La ANN parecía iba a ser una posibilidad para reconstruir la izquierda. Sin embargo cayó en las mismas prácticas comandantiles, verticalistas y ciegas ante el proceso político en el cual encontraba posibilidades de posicionarse como fuerza emergente y en crecimiento. Estos vicios y defectos del pasado se consolidan con el apoderamiento del partido por parte de Pablo Monsanto (Jorge Ismaél Soto) y su corriente integrada principalmente por ex militantes de las FAR. La práctica política de esta corriente obstaculizó la coalición electoral en torno a la candidatura de Rigoberto Quemé y orillaron a su rompimiento. De tal manera que la ANN se lanza a la contienda electoral como una fuerza electorera, sin definición política e ideológica, sin proyecto, sin candidato presidencial y solamente con candidatos a diputados y alcaldes. Al participar sin candidato presidencial, independientemente de su resultado, le hace evitar el riesgo de desaparecer como organización partidaria, aun que sí de sumirse en la división y marginalidad política.
En este panorama ninguna de las opciones partidarias que se dicen de izquierda resulta ser alternativa para el Pueblo. El Proyecto popular, democrático y revolucionario se encuentra hoy estancado por la inexistencia de un programa y un instrumento político que lo abandere y lo lleve a la práctica, a la lucha política.
¿QUÉ HACER? UNA PREGUNTA DESDE LOS INTERESES DEL PUEBLO?
Las elecciones poco o nada cambian la situación de explotación, dominio, pobreza, marginación y exclusión de más del 80% de los guatemaltecos y guatemaltecas y de los Pueblos Indígenas. No obstante, las elecciones son un proceso que exige una práctica política coherente con nuestros intereses y por ello debemos considerar la opción que nos permita continuar nuestro proceso de lucha social y política. En ese sentido se nos presenta la necesidad de actuar en el marco de la coyuntura electoral pero, sobretodo, actuar con orientación a lograr transformaciones en el largo plazo.
El voto para los partidos de derecha
Obviamente, votar por los partidos de derecha significaría apoyar a nuestros verdugos, a fuerzas cuyos intereses y proyectos son antagónicos con los de la clase trabajadora, con los pueblos indígenas y con todos aquellos sectores que se encuentran en situación de explotación, opresión y exclusión. El interés de los partidos de derecha es velar por sus intereses de clase económica y políticamente dominante y por su deseo de enriquecerse a costa del Pueblo. Es votar por proyectos que se presentan como diferentes, pero que poseen intereses comunes, propios de su origen de clase.
FRG, GANA, UNE, PAN, UNIONISTA, DC, UD, DIA, UN, PLP son todos partidos de derecha y, sin excepción, neoliberales y contrarios al cumplimiento de los Acuerdos de Paz.
Todos tienen la característica de provenir directa o indirectamente de la línea ideológica y política del MLN --partido político que sembró el terror paramilitar desde el inicio de su gestación en 1954-- y de corrientes antipopulares y contrainsurgentes.
Quienes dirigen estos partidos y los proyectos que representan, son los que han construido al Estado con carácter oligárquico y mafioso, autoritario, caudillista, represor, excluyente y opresivo, racista y patriarcal, militarizado y militarista, propulsor del neoliberalismo y entreguista con los Estados Unidos. Son estas fuerzas quienes mantienen el sistema de opresión y explotación en las fincas, fábricas, maquilas y demás empresas. Son estas fuerzas las que se oponen a cambiar las condiciones de pobreza en que vive la clase trabajadora y la mayoría del Pueblo guatemalteco. Son estas fuerzas las que aparentan defender los intereses populares, pero en realidad son los verdugos del Pueblo.
Votar por cualquiera de los partidos anteriores, con el argumento de no permitir que sea reelecto el FRG es un engaño, pues aun con sus diferencias secundarias resultan ser en esencia lo mismo.
Quienes pretenden transformaciones sociales debemos promover una ideología y una práctica política liberadora, que evite el colaboracionismo con la burguesía y con las mafias en sus distintas expresiones.
El voto por los partidos de "izquierda"
Votar por los partidos que se dicen de izquierda y ubicarlos como opciones reales es arriesgado, especialmente porque sus prácticas distan mucho de ser democráticas y revolucionarias. Pero cuáles son las opciones.
Una primera opción es el voto nulo, que evidenciaría un rechazo a todas los partidos y lo que representan, incluidos los partidos que se dicen de izquierda.
Otra opción es ver las elecciones como un momento para adelantar posiciones democráticas y progresistas, que le hagan contrapeso a las posiciones de derecha.
Esto implicaría no votar a ciegas por un partido de los que se dicen de izquierda.
La decisión acertada estaría en votar por candidaturas de compañeros y compañeras propuestos por la ANN y la URNG, pero solamente por aquellos que hayan tenido y tengan una práctica honrada, democrática, revolucionaria. Por compañeros y compañeras que no estén transando sus partidos y sus posiciones con los partidos de derecha para votar por sus candidatos a presidente en la primera o segunda vuelta de las elecciones, tal y como ya se conoce que algunos lo han planteado o lo han definido. Estas compañeras y compañeros serían posibles aliados en el impulso de nuestras luchas por la reforma agraria integral, por la vigencia de los Derechos Humanos y los Derechos de los Pueblos Indígenas, por el desarrollo integral, por mayores y mejores empleos y condiciones de trabajo, por aumentos al salario real, por créditos, educación, salud, equidad de género, etc.
La recuperación de la perspectiva de largo plazo
En el largo plazo y alejados de lo electoral, es esencial la recuperación integral del Proyecto Histórico del Pueblo, formular un programa revolucionario, definir una estrategia o línea de lucha política y popular coherente, construir un instrumento político (un partido u organización política de nuevo tipo) que la lleve a cabo y contribuya a alcanzar las transformaciones que se necesitan para erradicar la explotación y la opresión de clase, étnica y de género, para resolver de raíz los problemas y satisfacer las necesidades del Pueblo.
Debemos rechazar las formas caducas de hacer política, incluidas aquellas que se reproducen en los partidos y organizaciones de izquierda. Debemos recuperar los principios, valores y prácticas revolucionarias, las luchas que nos permitan construir una Nación y un Estado radicalmente diferentes.
Recordemos que la Nación y el Estado guatemaltecos han sido construidos por las clases dominantes, las mafias y el imperialismo norteamericano. Por eso debe ser el Pueblo el que refunde esta Nación y este Estado, para que respondan a los intereses mayoritarios.
La decisión debe ser inteligente y estratégica, pero la decisión finalmente es del Pueblo.
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