Mario Sosa
Guatemala, agosto 2007
Guatemala: país multiétnico, multilingüe y pluricultural.
En Guatemala existen 24 idiomas correspondientes a 24 orígenes étnicos indígenas y no indígenas . En todos ellos existen múltiples formas de organización social, cosmovisión, idiomas y dialectos, vestido, tradiciones, costumbres, normas, origen e historias particulares, entre otros factores, que en conjunto constituyen su etnicidad propia.
Este conjunto de elementos, que integran la etnicidad particular, se convierten en base para el establecimiento de relaciones con otros grupos o pueblos. En ese proceso de relaciones --que son históricas, es donde se va construyendo la identidad étnica, es decir, la forma en que un conglomerado social, grupo o pueblo se observa a sí mismo. Esta visión de sí mismo se fundamenta en aquellas características asumidas como propias, en sus diferencias con respecto a Otros y en aquellas características que le son asignadas por tales Otros pero que son rechazadas o aceptadas.
Lo anterior implica que un individuo o colectividad étnica, consciente o inconscientemente utiliza sus características étnicas para preguntarse: ¿Quién soy yo para mí?, ¿Quiénes son los Otros para mí? y, ¿Quién soy para los Otros?. Todo esto, evidentemente, se lo pregunta en el marco de las relaciones sociales. Así, su etnicidad y la solución a las anteriores cuestiones da como resultado --sin asumirlo mecánicamente-- una identidad étnica determinada.
Tanto la etnicidad como la identidad étnica intervienen y se expresan de cierta forma en cada relación individual o colectiva y sus expresiones varían en cada contexto: local, regional y nacional. Así, por ejemplo, en cada contexto se encontrarán interpretaciones simbólicas y valóricas sobre la etnicidad e identidad propia y ajena, de tal manera que éstas influyen en qué, cómo, cuándo y dónde se establece una relación entre individuos o colectividades sociales.
Relaciones de clase y relaciones étnicas
Guatemala es una nación en la cual los pueblos indígenas y quienes forman parte de estos, desde la Colonia, han sufrido de opresión y explotación y la mayoría de sus integrantes vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema. La dominación de estos pueblos tiene un origen en el ámbito económico, de clase social, pues de la fuerza de trabajo de su población se benefician los dueños de los medios de producción (terratenientes que poseen la tierra por ejemplo) quienes mantienen al indígena –aunque también a una gran cantidad de ladinos-- en condiciones inhumanas de trabajo, con salarios insuficientes para satisfacer sus necesidades fundamentales y sin los beneficios que podría proveer el Estado. Este dominio también tiene un origen en el ámbito cultural, pues quienes han detentado históricamente el poder han desarrollado un proyecto de nación que excluye a todo aquel individuo o colectividad cuyas características socioculturales no correspondan con el paradigma de “civilización” hegemónico propio de las clases sociales dominantes. Así, las clases dominantes han hecho que su cultura se convierta en dominante y que la cultura de grupos o pueblos dominados adquieran un carácter subalterno.
La clase dominante en el ámbito nacional, poseedora de los medios de producción fundamentales –y consiguientemente del poder económico y político—, étnicamente se caracteriza por su autoidentificación como criolla y blanca principalmente. Ha sido fundamental y principalmente esta clase social la que ha diseñado un modelo de nación excluyente y de opresión hacia los pueblos indígenas. En ese marco, buena parte de la población ladina o mestiza que pasó a ser intermediaria o parte de ese poder oligárquico, tanto en el ámbito local como nacional, también se ha visto beneficiada económica y políticamente por dicho modelo, y ha sido participe en el desarrollo de relaciones de opresión y explotación del indígena.
¿Pero cuáles son las características, entonces, de las relaciones interétnicas en Guatemala?. Para empezar, la población indígena en general ha estado excluida económica, política y culturalmente. A ello se agrega la marginación a la que ha sido orillada por un sistema que la considera solamente fuerza de trabajo barata o en reserva y como un producto cultural para el turismo. En ese marco, las características socioculturales de los pueblos mayas han sido desvaloradas o subvaloradas, además de ser utilizadas para identificar a su población y ejercer sobre ella acciones de discriminación y racismo.
En este sentido la discriminación étnica en Guatemala ha consistido en el tratamiento diferente que recibe la población y pueblos indígenas en el ámbito de las relaciones sociales, un trato que parte de la sub-valoración de sus características socioculturales, de la construcción de prejuicios, estereotipos, etc. con relación a lo indígena o maya. Más allá de la discriminación, en Guatemala ha existido opresión, es decir, dominio e imposición de normas, valores, religión, idioma, formas de organización y de gobierno, entre muchos otros aspectos, opresión que ha sido ejecutada principalmente a través del Estado y sus aparatos ideológicos (como la escuela), jurídicos (como las leyes) y políticos (como las formas y contenidos de gobierno y acceso al poder). Pero también ha existido explotación, la cual tiene su origen en el despojo de los medios de producción --como la tierra-- sufrido por los pueblos indígenas y ha consistido en la contratación laboral a través de engaños, sin condiciones de trabajo dignas, sin acceso a seguridad social, con salarios de miseria y hambre, con represión ante las luchas legítimas por mejorar tales condiciones. Esta explotación, ejercida por los dueños de los medios de producción, históricamente ha sido mayor hacia la población indígena, pues han encontrado justificaciones ideológicas para lograrlo. Así han planteado, por ejemplo, que al indígena no debe pagársele un salario mayor porque lo derrocha, algo que obviamente es sólo una justificación para pagarle salarios miserables y vedarle sus derechos socioeconómicos.
Generalmente esta discriminación, opresión y explotación se apoya en la ideología racista explícita o implícita, es decir, en la “...valoración generalizada y definitiva de las diferencias biológicas o culturales, reales o imaginarias, (en provecho de unos y en detrimento de otros), con el fin de justificar una agresión y un sistema de dominación” (Casaús Arzú. En Arenas, et al, 1999: 55).
Sin embargo, aunque los no indígenas (ladinos, criollos, blancos) en general discriminan y contribuyen a la explotación de los indígenas, no puede analizarse esta realidad sin vincularla al origen de clase tanto de éstos como de la discriminación y opresión misma. Esto es así en tanto la discriminación sirve de ideología para justificar la explotación y el dominio, o para mantener determinados privilegios en desmedro de los derechos y necesidades, en este caso, de la población indígena.
En Guatemala la discriminación comienza con la palabra indio que implícitamente incluye una visión del indígena como salvaje, bárbaro, idólatra, inferior, etc. Continúa con las actitudes (sutiles y no sutiles) de alejamiento social, es decir, evitar por ejemplo la amistad, el compadrazgo y el parentesco con el indígena. Se desarrolla aún más con las prácticas racistas, de opresión y explotación vigentes.
Uno de los rasgos de la discriminación consiste en desconocer o negar las características socioculturales de la población indígena o la riqueza de éstas en términos de creaciones culturales de similar valor humano. En el caso del imaginario racista presente en la oligarquía guatemalteca , este se caracteriza por la utilización de una serie de adjetivos hacia el indígena: sumiso, haragán, conformista, moreno, bajo, haragán—tradicional, introvertido. Esa serie de imágenes llevan a plantear su integración cultural y educacional (a la cultura y parámetros educativos de corte “occidental”), su ladinización e, inclusive, su exterminio y la mejora de la raza. (Casaúz Arzú, 1998)
La discriminación étnica es explícita e implícita. Así puede calificarse de discriminación el hecho de que indígenas no tengan acceso a educación en su idioma o a educación bilingüe. Igualmente, los abusos físicos y psicológicos hacia trabajadoras domésticas por ser indígenas, jornadas de trabajo largas y bajos salarios, la desatención y rechazo en los servicios públicos, el rechazo y burla hacia rasgos culturales propios, los chistes racistas y demás formas de agresión, etc.
El Estado y la opresión hacia los pueblos indígenas
La discriminación, opresión y explotación en todas sus formas se realiza en el ámbito de las relaciones sociales interpersonales y grupales. Un factor fundamental en el mantenimiento y reproducción histórica de la discriminación y opresión étnica ha sido su traducción en política del Estado, definida básicamente por las clases dominantes que han ejercido el poder real y que han sido integradas en su núcleo dirigente por criollos o blancos.
En el ámbito local quienes han tenido el poder y, consiguientemente, desarrollaron un ejercicio racista del poder --especialmente en los dos últimos siglos-- son o fueron principalmente ladinos. Ese poder consistía en dirigir el gobierno municipal y poseer el poder económico y político con el cual implementaban acciones de exclusión, marginación, explotación y dominio en contra de la población indígena. El análisis de esta realidad, en la cual claramente aparece la contradicción indio—ladino y su transposición al momento de analizar la realidad nacional, permite que se plantee que el indígena es sinónimo de explotado y el ladino sinónimo de explotador, planteamiento que oculta la existencia de clase sociales al interior de estas dos grandes colectividades. Así, por ejemplo, en el ámbito nacional se observa que existe una mayoría de población ladina que igualmente es explotada y que es una minoría (con identidad y carácter étnico criollo, blanco, ladino y mestizo) la que ha ejercido el poder del Estado y quienes ejercen una relación de explotación hacia la población indígena y ladina mayoritaria.
Algunos enfoques y políticas con relación a los pueblos indígenas
Es ésa minoría la que ha definido e impulsado una serie de enfoques y políticas hacia el indígena, las cuales han considerado e implementado el exterminio durante los primeros años de la época colonial, la segregación o apartheid en pueblos de indios y la asimilación desde la Colonia, aunque con predominio de esta última desde la segunda mitad del siglo XX. Todo ello se ha basado en un modelo de nación basado en la exclusión económica, política y cultural, la discriminación y el racismo y la subvaloración de todo aquello que corresponda con los pueblos maya, garífuna, xinca y ladina en condición de pobreza.
Desde la Colonia hasta en la actualidad se han venido aplicando una serie de políticas desde los centros de poder y el Estado, dirigidas hacia los pueblos indígenas. Durante la invasión lo característico fue la tendencia a su exterminio a través del etnocidio y los efectos provocados por las nuevas enfermedades traídas por españoles. Posteriormente, durante la época colonial se aplicó una política de apartheid, consistente en la concentración del indígena en los llamados “pueblos de indios”, los cuales eran una especie de reservaciones donde españoles y criollos obtuvieron fuerza de trabajo semi-esclava.
Durante el período de 1871 a 1944 las prácticas y tendencias estuvieron marcadas por el segregacionismo y asimilacionismo. El “indio” era visto como obstáculo, como inferior y un problema para la consolidación de la nación. La política segregacionista y de asimilación pretendía construir la nación sobre la base del pensamiento civilizatorio occidental a través del aniquilamiento de la diversidad sociocultural y la incorporación de “indio” a la “civilización occidental”.
Durante el período de la Revolución democrático--burguesa de 1944 a 1954, la política estuvo marcada por el indigenismo incorporativo, consistente en el reconocimiento de la diversidad sociocultural y el conocimiento de los grupos étnicos de Guatemala. Se buscó la incorporación del indígena al capitalismo moderno dotándole de tierra y algunos servicios públicos, respetando parcialmente sus sistemas socioculturales.
Posteriormente, de 1954 a 1970 la tendencia siguió siendo el indigenismo integracionista, pero con una concepción del “indio” como resabio del pasado, al cual –se planteaba-- había que homogeneizar a través de su ladinización, para que alcanzara el desarrollo social. Pero, además, el indígena era visto como un peligro para la seguridad de la nación. No obstante, su cultura ancestral es utilizada para tratar de cimentar la idea de una identidad nacional.
Después de 1970 se siguen manteniendo algunas tendencias de análisis con respecto a la heterogeneidad sociocultural, varias de las cuales sirvieron de base para el impulso de políticas públicas dirigidas al indígena. Por un lado continuó el indigenismo que pretendía integrar al indígena, lo cual implicaba homogeneizar a la población indígena a la sociedad nacional (“occidental”). Es precisamente en el marco de esta corriente y de la lucha armada que se impulsó el genocidio y etnocidio en contra de la población indígena, la cual era asumida como sinónimo de guerrillera.
Por otra parte surge la corriente economicista, que subordinaba la etnia a la clase social, es decir, que niega la importancia de las reivindicaciones étnicas y plantea que al proletarizarlo, el indígena dejaría de serlo. También surge el etnicismo como corriente que plantea una vía indígena para la solución de los problemas nacionales, a través de la lucha indígena disociada del resto de la población. El etnicismo partía de equiparar la etnia con la clase social, de tal manera que el indígena era sinónimo de explotado y ladino sinónimo de explotador. Tanto la corriente economicista como la etnicista han sido corrientes desarrolladas fundamentalmente en el ámbito de la sociedad civil y siguen estando presente hoy día.
Como otra corriente integracionista también está la modernista. Ésta plantea que lo indígena es propio del atraso y, por tanto, al indígena debe modernizársele para que logre alcanzar el desarrollo y abandone sus costumbres y tradiciones que son vistas como resabios del pasado.
El objetivo de las corrientes y políticas étnicas impulsadas desde el Estado por elites oligárquicas o nuevas clases sociales en asenso económico, ha sido buscar que la población indígena pierda sus características socioculturales y adopte la “cultura occidental”. Es decir, una política que de forma sistemática se ha orientado a la destrucción de la heterogeneidad étnica y sociocultural.
Aun cuando en los últimos años ha habido algunas luchas y procesos importantes que plantean el reconocimiento de la heterogeneidad sociocultural como base para la construcción de nuevas relaciones étnicas y de una política estatal radicalmente distinta, muy poco se ha logrado todavía para cambiar las condiciones de opresión, de racismo y discriminación existentes en el ámbito de las relaciones sociales y en el papel que sigue jugando el Estado.
En busca de respuestas desde los pueblos indígenas
La preguntas para resolver la problemática étnico nacional --introducida en las páginas anteriores-- siguen siendo: ¿Qué modelo de nación y estado se requiere construir?, ¿Qué tipo de relaciones étnicas deben predominar en una nueva nación y nuevo estado a construir?, ¿qué estrategias son las indicadas para transformar, desde y por los pueblos indígenas, esta realidad de opresión étnica que también posee características de opresión de clase?, ¿Qué alianzas requiere dicha estrategia?...
Bibliografía
1. Arenas Bianchi, Clara. “¿Racismo en Guatemala?, Abriendo el debate sobre un tema tabú”. AVANCSO, Guatemala, 1999.
2. Barth, Frederick. "Los Grupos Etnicos y sus fronteras”. México, FCE, México, 1968.
3. Cabarrús Pellecer, Carlos Rafael. “En la conquista del ser: un estudio de identidad étnica.” CEDIM – FAFO, Guatemala, 1998.
4. Casaus Arzú, Marta. "Guatemala: linaje y racismo". FLACSO--Costa Rica, 1995.
5. Rodas, Isabel. "A la búsqueda de la diversidad del ladino". En ESTUDIOS, 2-96, Escuela de Historia, USAC, Guatemala, agosto 1997.
6. Solares, Jorge. "Corrientes antropológicas sobre etnicidad y clase social en Mesoamérica". FLACSO-Guatemala, 1989.
7. Sosa Velásquez, Mario Enrique. "Proceso comunitario y sistema de clasificación étnica: el caso de Primavera del Ixcán". Escuela de Historia, USAC, 2001.
8. -----------------------------------------. "Elementos para un marco filosófico de la interculturalidad democrática e integral: aplicación al tema de salud". En ANTROPOLITICA, Revista de la Asociación Guatemalteca de Antropología Política, Año 2, No. 1, febrero--mayo 2003.
9. José Alejos García. MAYAS Y LADINOS. ESTEREOTIPOS DE LA ANTROPOLOGIA CULTURALISTA. En ESTUDIOS, Revista del IIHAA, No. 2-96, Escuela de Historia, USAC, GUATEMALA.
Guatemala, agosto 2007
Guatemala: país multiétnico, multilingüe y pluricultural.
En Guatemala existen 24 idiomas correspondientes a 24 orígenes étnicos indígenas y no indígenas . En todos ellos existen múltiples formas de organización social, cosmovisión, idiomas y dialectos, vestido, tradiciones, costumbres, normas, origen e historias particulares, entre otros factores, que en conjunto constituyen su etnicidad propia.
Este conjunto de elementos, que integran la etnicidad particular, se convierten en base para el establecimiento de relaciones con otros grupos o pueblos. En ese proceso de relaciones --que son históricas, es donde se va construyendo la identidad étnica, es decir, la forma en que un conglomerado social, grupo o pueblo se observa a sí mismo. Esta visión de sí mismo se fundamenta en aquellas características asumidas como propias, en sus diferencias con respecto a Otros y en aquellas características que le son asignadas por tales Otros pero que son rechazadas o aceptadas.
Lo anterior implica que un individuo o colectividad étnica, consciente o inconscientemente utiliza sus características étnicas para preguntarse: ¿Quién soy yo para mí?, ¿Quiénes son los Otros para mí? y, ¿Quién soy para los Otros?. Todo esto, evidentemente, se lo pregunta en el marco de las relaciones sociales. Así, su etnicidad y la solución a las anteriores cuestiones da como resultado --sin asumirlo mecánicamente-- una identidad étnica determinada.
Tanto la etnicidad como la identidad étnica intervienen y se expresan de cierta forma en cada relación individual o colectiva y sus expresiones varían en cada contexto: local, regional y nacional. Así, por ejemplo, en cada contexto se encontrarán interpretaciones simbólicas y valóricas sobre la etnicidad e identidad propia y ajena, de tal manera que éstas influyen en qué, cómo, cuándo y dónde se establece una relación entre individuos o colectividades sociales.
Relaciones de clase y relaciones étnicas
Guatemala es una nación en la cual los pueblos indígenas y quienes forman parte de estos, desde la Colonia, han sufrido de opresión y explotación y la mayoría de sus integrantes vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema. La dominación de estos pueblos tiene un origen en el ámbito económico, de clase social, pues de la fuerza de trabajo de su población se benefician los dueños de los medios de producción (terratenientes que poseen la tierra por ejemplo) quienes mantienen al indígena –aunque también a una gran cantidad de ladinos-- en condiciones inhumanas de trabajo, con salarios insuficientes para satisfacer sus necesidades fundamentales y sin los beneficios que podría proveer el Estado. Este dominio también tiene un origen en el ámbito cultural, pues quienes han detentado históricamente el poder han desarrollado un proyecto de nación que excluye a todo aquel individuo o colectividad cuyas características socioculturales no correspondan con el paradigma de “civilización” hegemónico propio de las clases sociales dominantes. Así, las clases dominantes han hecho que su cultura se convierta en dominante y que la cultura de grupos o pueblos dominados adquieran un carácter subalterno.
La clase dominante en el ámbito nacional, poseedora de los medios de producción fundamentales –y consiguientemente del poder económico y político—, étnicamente se caracteriza por su autoidentificación como criolla y blanca principalmente. Ha sido fundamental y principalmente esta clase social la que ha diseñado un modelo de nación excluyente y de opresión hacia los pueblos indígenas. En ese marco, buena parte de la población ladina o mestiza que pasó a ser intermediaria o parte de ese poder oligárquico, tanto en el ámbito local como nacional, también se ha visto beneficiada económica y políticamente por dicho modelo, y ha sido participe en el desarrollo de relaciones de opresión y explotación del indígena.
¿Pero cuáles son las características, entonces, de las relaciones interétnicas en Guatemala?. Para empezar, la población indígena en general ha estado excluida económica, política y culturalmente. A ello se agrega la marginación a la que ha sido orillada por un sistema que la considera solamente fuerza de trabajo barata o en reserva y como un producto cultural para el turismo. En ese marco, las características socioculturales de los pueblos mayas han sido desvaloradas o subvaloradas, además de ser utilizadas para identificar a su población y ejercer sobre ella acciones de discriminación y racismo.
En este sentido la discriminación étnica en Guatemala ha consistido en el tratamiento diferente que recibe la población y pueblos indígenas en el ámbito de las relaciones sociales, un trato que parte de la sub-valoración de sus características socioculturales, de la construcción de prejuicios, estereotipos, etc. con relación a lo indígena o maya. Más allá de la discriminación, en Guatemala ha existido opresión, es decir, dominio e imposición de normas, valores, religión, idioma, formas de organización y de gobierno, entre muchos otros aspectos, opresión que ha sido ejecutada principalmente a través del Estado y sus aparatos ideológicos (como la escuela), jurídicos (como las leyes) y políticos (como las formas y contenidos de gobierno y acceso al poder). Pero también ha existido explotación, la cual tiene su origen en el despojo de los medios de producción --como la tierra-- sufrido por los pueblos indígenas y ha consistido en la contratación laboral a través de engaños, sin condiciones de trabajo dignas, sin acceso a seguridad social, con salarios de miseria y hambre, con represión ante las luchas legítimas por mejorar tales condiciones. Esta explotación, ejercida por los dueños de los medios de producción, históricamente ha sido mayor hacia la población indígena, pues han encontrado justificaciones ideológicas para lograrlo. Así han planteado, por ejemplo, que al indígena no debe pagársele un salario mayor porque lo derrocha, algo que obviamente es sólo una justificación para pagarle salarios miserables y vedarle sus derechos socioeconómicos.
Generalmente esta discriminación, opresión y explotación se apoya en la ideología racista explícita o implícita, es decir, en la “...valoración generalizada y definitiva de las diferencias biológicas o culturales, reales o imaginarias, (en provecho de unos y en detrimento de otros), con el fin de justificar una agresión y un sistema de dominación” (Casaús Arzú. En Arenas, et al, 1999: 55).
Sin embargo, aunque los no indígenas (ladinos, criollos, blancos) en general discriminan y contribuyen a la explotación de los indígenas, no puede analizarse esta realidad sin vincularla al origen de clase tanto de éstos como de la discriminación y opresión misma. Esto es así en tanto la discriminación sirve de ideología para justificar la explotación y el dominio, o para mantener determinados privilegios en desmedro de los derechos y necesidades, en este caso, de la población indígena.
En Guatemala la discriminación comienza con la palabra indio que implícitamente incluye una visión del indígena como salvaje, bárbaro, idólatra, inferior, etc. Continúa con las actitudes (sutiles y no sutiles) de alejamiento social, es decir, evitar por ejemplo la amistad, el compadrazgo y el parentesco con el indígena. Se desarrolla aún más con las prácticas racistas, de opresión y explotación vigentes.
Uno de los rasgos de la discriminación consiste en desconocer o negar las características socioculturales de la población indígena o la riqueza de éstas en términos de creaciones culturales de similar valor humano. En el caso del imaginario racista presente en la oligarquía guatemalteca , este se caracteriza por la utilización de una serie de adjetivos hacia el indígena: sumiso, haragán, conformista, moreno, bajo, haragán—tradicional, introvertido. Esa serie de imágenes llevan a plantear su integración cultural y educacional (a la cultura y parámetros educativos de corte “occidental”), su ladinización e, inclusive, su exterminio y la mejora de la raza. (Casaúz Arzú, 1998)
La discriminación étnica es explícita e implícita. Así puede calificarse de discriminación el hecho de que indígenas no tengan acceso a educación en su idioma o a educación bilingüe. Igualmente, los abusos físicos y psicológicos hacia trabajadoras domésticas por ser indígenas, jornadas de trabajo largas y bajos salarios, la desatención y rechazo en los servicios públicos, el rechazo y burla hacia rasgos culturales propios, los chistes racistas y demás formas de agresión, etc.
El Estado y la opresión hacia los pueblos indígenas
La discriminación, opresión y explotación en todas sus formas se realiza en el ámbito de las relaciones sociales interpersonales y grupales. Un factor fundamental en el mantenimiento y reproducción histórica de la discriminación y opresión étnica ha sido su traducción en política del Estado, definida básicamente por las clases dominantes que han ejercido el poder real y que han sido integradas en su núcleo dirigente por criollos o blancos.
En el ámbito local quienes han tenido el poder y, consiguientemente, desarrollaron un ejercicio racista del poder --especialmente en los dos últimos siglos-- son o fueron principalmente ladinos. Ese poder consistía en dirigir el gobierno municipal y poseer el poder económico y político con el cual implementaban acciones de exclusión, marginación, explotación y dominio en contra de la población indígena. El análisis de esta realidad, en la cual claramente aparece la contradicción indio—ladino y su transposición al momento de analizar la realidad nacional, permite que se plantee que el indígena es sinónimo de explotado y el ladino sinónimo de explotador, planteamiento que oculta la existencia de clase sociales al interior de estas dos grandes colectividades. Así, por ejemplo, en el ámbito nacional se observa que existe una mayoría de población ladina que igualmente es explotada y que es una minoría (con identidad y carácter étnico criollo, blanco, ladino y mestizo) la que ha ejercido el poder del Estado y quienes ejercen una relación de explotación hacia la población indígena y ladina mayoritaria.
Algunos enfoques y políticas con relación a los pueblos indígenas
Es ésa minoría la que ha definido e impulsado una serie de enfoques y políticas hacia el indígena, las cuales han considerado e implementado el exterminio durante los primeros años de la época colonial, la segregación o apartheid en pueblos de indios y la asimilación desde la Colonia, aunque con predominio de esta última desde la segunda mitad del siglo XX. Todo ello se ha basado en un modelo de nación basado en la exclusión económica, política y cultural, la discriminación y el racismo y la subvaloración de todo aquello que corresponda con los pueblos maya, garífuna, xinca y ladina en condición de pobreza.
Desde la Colonia hasta en la actualidad se han venido aplicando una serie de políticas desde los centros de poder y el Estado, dirigidas hacia los pueblos indígenas. Durante la invasión lo característico fue la tendencia a su exterminio a través del etnocidio y los efectos provocados por las nuevas enfermedades traídas por españoles. Posteriormente, durante la época colonial se aplicó una política de apartheid, consistente en la concentración del indígena en los llamados “pueblos de indios”, los cuales eran una especie de reservaciones donde españoles y criollos obtuvieron fuerza de trabajo semi-esclava.
Durante el período de 1871 a 1944 las prácticas y tendencias estuvieron marcadas por el segregacionismo y asimilacionismo. El “indio” era visto como obstáculo, como inferior y un problema para la consolidación de la nación. La política segregacionista y de asimilación pretendía construir la nación sobre la base del pensamiento civilizatorio occidental a través del aniquilamiento de la diversidad sociocultural y la incorporación de “indio” a la “civilización occidental”.
Durante el período de la Revolución democrático--burguesa de 1944 a 1954, la política estuvo marcada por el indigenismo incorporativo, consistente en el reconocimiento de la diversidad sociocultural y el conocimiento de los grupos étnicos de Guatemala. Se buscó la incorporación del indígena al capitalismo moderno dotándole de tierra y algunos servicios públicos, respetando parcialmente sus sistemas socioculturales.
Posteriormente, de 1954 a 1970 la tendencia siguió siendo el indigenismo integracionista, pero con una concepción del “indio” como resabio del pasado, al cual –se planteaba-- había que homogeneizar a través de su ladinización, para que alcanzara el desarrollo social. Pero, además, el indígena era visto como un peligro para la seguridad de la nación. No obstante, su cultura ancestral es utilizada para tratar de cimentar la idea de una identidad nacional.
Después de 1970 se siguen manteniendo algunas tendencias de análisis con respecto a la heterogeneidad sociocultural, varias de las cuales sirvieron de base para el impulso de políticas públicas dirigidas al indígena. Por un lado continuó el indigenismo que pretendía integrar al indígena, lo cual implicaba homogeneizar a la población indígena a la sociedad nacional (“occidental”). Es precisamente en el marco de esta corriente y de la lucha armada que se impulsó el genocidio y etnocidio en contra de la población indígena, la cual era asumida como sinónimo de guerrillera.
Por otra parte surge la corriente economicista, que subordinaba la etnia a la clase social, es decir, que niega la importancia de las reivindicaciones étnicas y plantea que al proletarizarlo, el indígena dejaría de serlo. También surge el etnicismo como corriente que plantea una vía indígena para la solución de los problemas nacionales, a través de la lucha indígena disociada del resto de la población. El etnicismo partía de equiparar la etnia con la clase social, de tal manera que el indígena era sinónimo de explotado y ladino sinónimo de explotador. Tanto la corriente economicista como la etnicista han sido corrientes desarrolladas fundamentalmente en el ámbito de la sociedad civil y siguen estando presente hoy día.
Como otra corriente integracionista también está la modernista. Ésta plantea que lo indígena es propio del atraso y, por tanto, al indígena debe modernizársele para que logre alcanzar el desarrollo y abandone sus costumbres y tradiciones que son vistas como resabios del pasado.
El objetivo de las corrientes y políticas étnicas impulsadas desde el Estado por elites oligárquicas o nuevas clases sociales en asenso económico, ha sido buscar que la población indígena pierda sus características socioculturales y adopte la “cultura occidental”. Es decir, una política que de forma sistemática se ha orientado a la destrucción de la heterogeneidad étnica y sociocultural.
Aun cuando en los últimos años ha habido algunas luchas y procesos importantes que plantean el reconocimiento de la heterogeneidad sociocultural como base para la construcción de nuevas relaciones étnicas y de una política estatal radicalmente distinta, muy poco se ha logrado todavía para cambiar las condiciones de opresión, de racismo y discriminación existentes en el ámbito de las relaciones sociales y en el papel que sigue jugando el Estado.
En busca de respuestas desde los pueblos indígenas
La preguntas para resolver la problemática étnico nacional --introducida en las páginas anteriores-- siguen siendo: ¿Qué modelo de nación y estado se requiere construir?, ¿Qué tipo de relaciones étnicas deben predominar en una nueva nación y nuevo estado a construir?, ¿qué estrategias son las indicadas para transformar, desde y por los pueblos indígenas, esta realidad de opresión étnica que también posee características de opresión de clase?, ¿Qué alianzas requiere dicha estrategia?...
Bibliografía
1. Arenas Bianchi, Clara. “¿Racismo en Guatemala?, Abriendo el debate sobre un tema tabú”. AVANCSO, Guatemala, 1999.
2. Barth, Frederick. "Los Grupos Etnicos y sus fronteras”. México, FCE, México, 1968.
3. Cabarrús Pellecer, Carlos Rafael. “En la conquista del ser: un estudio de identidad étnica.” CEDIM – FAFO, Guatemala, 1998.
4. Casaus Arzú, Marta. "Guatemala: linaje y racismo". FLACSO--Costa Rica, 1995.
5. Rodas, Isabel. "A la búsqueda de la diversidad del ladino". En ESTUDIOS, 2-96, Escuela de Historia, USAC, Guatemala, agosto 1997.
6. Solares, Jorge. "Corrientes antropológicas sobre etnicidad y clase social en Mesoamérica". FLACSO-Guatemala, 1989.
7. Sosa Velásquez, Mario Enrique. "Proceso comunitario y sistema de clasificación étnica: el caso de Primavera del Ixcán". Escuela de Historia, USAC, 2001.
8. -----------------------------------------. "Elementos para un marco filosófico de la interculturalidad democrática e integral: aplicación al tema de salud". En ANTROPOLITICA, Revista de la Asociación Guatemalteca de Antropología Política, Año 2, No. 1, febrero--mayo 2003.
9. José Alejos García. MAYAS Y LADINOS. ESTEREOTIPOS DE LA ANTROPOLOGIA CULTURALISTA. En ESTUDIOS, Revista del IIHAA, No. 2-96, Escuela de Historia, USAC, GUATEMALA.
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito a mi eventual activacion de la voz peculiar de todas las deidades que encarno divinamente de todas las culturas del cosmos y del mundo si en caso aún no he sido completado con la voz peculiar de las deidades restantes pendientes como tambien en el cristianismo ecuménico de Dios cielo divino, de Jehová de los ejércitos y de Jesucristo porque Elohim y Dios Espíritu Santo los reservo como universales por el gnosticismo.
ESTIMADOS HERMANOS DEL PUEBLO DE GUATEMALA Y DE LA CIUDAD CAPITAL DE GUATEMALA, ESPECIALMENTE DE LA ZONA 7 DE LAS COLONIAS TIKAL 2 Y COLONIA CENTROAMÉRICA:
El pueblo de Guatemala, especialmente, la ciudad capital de Guatemala, me cometen perfidia y tambien arrogancia apologal porque los tales no me defienden como encarnacion divina de los Dioses mayas de Guatemala ni tampoco como encarnacion divina de los ídolos mayas de Guatemala únicamente porque cuando mis calumniadores telepáticos me difamaron de prevaricador en occidente central de Guatemala, los tales, incitaron a la gente en aplicarme un linchamiento sexual popular frustrado por los tales como fraude apologal para calumniarme de violador sexual en la ciudad capital de Guatemala sin el auxilio de la comisaría #14 de la policía nacional civil de Guatemala porque optaron vapulearme sexualmente en la colonia Tikal 2 zona 7 en calidad de delator debido a que la colonia CentroAmérica de la zona 7 me difamó de abusivo sexual por audaz con mis secuaces sexuales impostoras de mi masoquismo por culpa de la difamacion de mis calumniadores telepáticos. Ahora sufro de paranoia sexual porque en mi colonia actual me calumniaron de violador sexual por más de una década evolutiva únicamente por el vapuleo sexual de la colonia Tikal 2 de la zona 7 donde mis calumniadores me distorsionaron en mi colonia actual donde tambien tienen cómplices de mi vecindario que emigraron contiguos a mi casa para calumniarme de violador sexual con un linchamiento sexual pretencioso.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.
Mis secuestradores de las bandas de plagiarios que protegen clandestinamente a mis calumniadores que eventualmente convalecieron de difamarme por sus encarnaciones divinas de las deidades pluriculturales de Guatemala y del mundo, están traicionándome en la paz mundial y en la union popular que tambien alcancé por mis encarnaciones divinas de las deidades pluriculturales de Guatemala y del mundo como tambien del cristianismo y del cosmos extraterrestre porque me tienen de rehén de la paz del mundo con amenazarme por la depravación de mis calumniadores en quitarles a sus conversiones paranormales de las deidades pluriculturales de Guatemala y del mundo debido a que los desean originales inicuos en vez de originales remotos como mi madre y mi hermano cuando fueron cándidos conmigo por motivo de que desean salvaguardarme en la paz del mundo y en la union popular que alcancé tambien con mi resucitado padre JORGE SANTOS alias JORGE MEDINA SANTOS quien tambien es encarnacion divina de las deidades pluriculturales de Guatemala y del mundo como tambien del cosmos extraterrestre. Mis secuestradores quieren cometerme magnicidio religioso consistente en salvaguardar la paz del mundo y la union popular con mis conversiones paranormales de otras eventuales deidades pluriculturales por medio de amenazarme por depravar a mis calumniadores de sus conversiones pluriculturales a disuadirlas por los tales como iniquidad original anhelada de la remota cándida.
ResponderEliminarAtentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.