Por MarioSosa
27 de junio 2019
https://www.plazapublica.com.gt/content/6-claves-para-interpretar-las-elecciones-y-el-sordido-futuro
27 de junio 2019
https://www.plazapublica.com.gt/content/6-claves-para-interpretar-las-elecciones-y-el-sordido-futuro
Las elecciones del 16 de junio en Guatemala han definido la correlación
de fuerzas que determinará, en buena medida, el curso del país en los próximos
cuatro años.
1. Un Congreso
diverso en el que se necesitan alianzas
El Congreso queda compuesto por un conjunto de fuerzas que puede
clasificarse en segmentos a partir de sus orientaciones económicas, políticas e
ideológicas así[1]:
a.
Un segmento de partidos ligados a los poderes económicos tradicionales y
al conservadurismo político e ideológico: Vamos, Valor, Todos, Viva,
Compromiso, Renovación y Orden (CREO), Prosperidad Ciudadana (PC), Partido
Unionista (PU), Partido de Avanzada Nacional (PAN) y Podemos, que acumulan 51
escaños (31.88% de los diputados electos), equivalente al 36.63% de votación
favorable en la elección por listado nacional.
b.
Un segundo segmento de partidos también de derecha, pero controlados por
grupos de poder emergentes. En este segmento se encuentran Frente de
Convergencia Nacional (FCN-Nación), Unión del Cambio Nacionalista (UCN),
Bienestar Nacional (BN), Partido Humanista de Guatemala (PHG) y Victoria. En
conjunto suman 37 diputados electos (23% de los escaños), equivalentes al
26.67%. de votos por listado nacional. Por su conservadurismo económico,
político e ideológico son bastante cercanos al primer segmento, con respecto al
cual no dejan de presentar contradicciones. Dichos partidos podrían realizar
alianzas estables o eventuales, tanto con Sandra Torres como con Alejando
Giammattei para la segunda vuelta electoral.
c.
Un tercer segmento es el de la UNE, un partido de derecha moderada
(socialdemocracia escorada a la derecha), que además articula diputados de
múltiples intereses y corrientes políticas e ideológicas. Logró 54 diputados,
17.93 de votación a diputados por listado nacional y 25.54% en la elección
presidencial, además de 106 alcaldías que lo confirman como la principal fuerza
política del país. Su peso dominante en el legislativo dependerá finalmente de
su triunfo en el balotaje y su habilidad para concretar alianzas.
d.
Un cuarto segmento de partidos de izquierda y progresistas. Lo integran
Winaq, Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca–Maíz (URNG-Maíz), Movimiento
para la Liberación de los Pueblos (MLP) y Semilla. Acumulan 15 diputados (9.38%
de los escaños), con 14.48% de votación por listado nacional. Especialmente los
partidos de izquierda, tienen presencia y pueden aliarse con organizaciones que
hacen parte de los principales movimientos sociales, lo cual podría constituir
una fortaleza a potenciar para compensar su pequeña fuerza legislativa. La
alianza legislativa entre las fuerzas que integran este segmento se les
presenta como una necesidad ante sus pequeñas bancadas, pero no está
garantizada por factores que impidieron su coalición en la primera vuelta de la
reciente elección. Eventualmente alguno de ellos podría ser proclive a buscar
acuerdo y aliarse con la UNE.
Los tres primeros segmentos de esta clasificación constituyen parte
del statu quo, son el sostén del modelo de acumulación de
capital y están interesados en mantener condiciones de impunidad. Sus alianzas
permanentes o eventuales dependerán de quién triunfe en el balotaje y de cómo
se posicionen en particular los partidos que se ubican en el segundo y cuarto
segmento.
En cualquier caso, quien resulte triunfante en la carrera presidencial,
requerirá de alianzas estratégicas o tácticas para lograr mayoría simple y,
sobre todo, para alcanzar mayoría calificada.
2. Se impuso la
continuidad de un bloque conservador y pro impunidad
Las fuerzas económicas, políticas e ideológicas que constituyeron la
alianza pro impunidad desde 2017, participaron en las elecciones de manera
fragmentada.
Lo hicieron con el objetivo de lograr la mayor cuota de poder y
posicionarse como la fuerza dominante en torno a la cual giraran las demás.
Así, un conjunto de partidos políticos que tendrá representación en el
Congreso, comparten la circunstancia de que sus dueños, financistas, dirigentes
e integrantes principales han sido detenidos o están en proceso de
investigación por distintos delitos.
En más de un caso podría hablarse de organizaciones criminales
legalizadas como partido político, al estilo del Partido Patriota. Pienso, por
ejemplo, en el oficial.
Asimismo, varias agrupaciones podrían resultar canceladas después de
proceso de investigación por financiamiento ilícito en 2015 y 2019, en las
cuales están involucrados grandes empresarios y militares en situación de
retiro. Estos fuerzas podrían ser Vamos, UCN, Valor, Todos, FCN-Nación,
Prosperidad Ciudadana, Podemos, Pan, Fuerza, Viva, Bien, Partido Unionista,
Creo. En conjunto tendrían 77 escaños.
Eventualmente podría adherirse a otras agrupaciones como la del Partido
Humanista (seis escaños), Victoria (cuatro) y Bien (ocho), aunque en estos
partidos pudiera haber alguna corriente orientada más a reformas y a trabajar
de forma crítica contra la continuidad de la corrupción. Si este conjunto de
partidos se alía, eventualmente podrían alcanzar mayoría en el Congreso.
Además, dado que varios dirigentes del partido UNE están siendo
investigados, junto al grupo de partidos antes mencionado constituirían una
aplanadora que garantizaría impunidad, lo cual consolida la previsión de que la
captura y cooptación continuarán siendo las bases de las políticas del Estado
con independencia de quien gane.
Así las cosas, el resultado de las elecciones es, en buena medida, la
re-legitimación de este pacto, aun cuando varios de sus integrantes no han
logrado ser electos y otros seguirán enfrentando proceso de investigación,
antejuicio y procesamiento judicial.
3. Mínimo avance de
las fuerzas de izquierda y progresistas
Las fuerzas de izquierda y progresistas optaron por una participación
separada en la contienda electoral, en un contexto donde las condiciones y
reglas son dominantemente favorables al establishment conservador.
Los partidos de izquierda fueron Winaq, URNG-Maíz, MLP y Convergencia,
además de los partidos progresistas Libre y Semilla, último que solo participó
en la elección de diputados y alcaldías al haber sido rechazada la inscripción
de su candidatura presidencial.
La sorpresa, sin duda, estuvo constituida por la participación y avance
de la candidatura presidencial del MLP. Thelma Cabrera, abanderada de este
instrumento político, logró acumular 455,874 votos, equivalentes al 10.37%,
para ubicarse en una cuarta posición, a 0.84% del tercer lugar y a 3.58% del
segundo lugar. Sin duda, este constituye un resultado producto de la fuerza
acumulada por el Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) y del esfuerzo
organizativo del MLP, de la centralidad e importancia simbólica y política de
su candidata en el desarrollo de su campaña, del discurso distintivo de su
propuesta política relativa a la Asamblea Nacional Constituyente Popular y
Plurinacional y la nacionalización de la energía; así mismo de la suma de
votantes que se identificaron con ella por razones étnicas, de clase y de
cuestionamiento a la política dominante, y por el apoyo que pudo haber recibido
de votantes simpatizantes de Thelma Aldana, candidata que finalmente fue
defenestrada de la contienda.
No obstante, el resultado que el MLP obtuvo en la elección presidencial
contrasta con el escaso apoyo a sus candidaturas al Congreso, que para el
listado nacional logran solo el 2.96% de los votos, lo cual representó el
ingreso al legislativo de una diputada por representación de minorías. Podría
decirse que el voto duro del MLP es el obtenido para sus candidaturas a
diputados, pero el obtenido para su candidatura presidencial no deja de ser un
espaldarazo al significado de sus luchas y propuestas políticas, incluida la de
su abanderada.
Por su parte, Winaq, con Manuel Villacorta como candidato presidencial,
logró 229,446 votos, equivalentes al 5.22 %. Con el 3.50% de votos en la
elección de diputados por listado nacional, logra una diputación, y tres más
por los distritos Central, Guatemala y Quetzaltenango. Un tercer partido es
URNG-Maíz, cuya candidatura presidencial de Pablo Ceto no tuvo mayor avance,
obtuvo el 2.16% de la votación, y para diputados por listado nacional se
incrementó a 2.78%, logrando que ingresaran al Congreso tres diputados, uno por
listado nacional y dos más por los distritos de Sololá y Huehuetenango. Ambos
partidos participaron coaligados en las anteriores elecciones, en las cuales
obtuvieron un diputado cada uno; en esta elección avanzaron con la obtención de
4 y 3 diputados respetivamente, no obstante su participación por separado.
Constituyen un avance importante asimismo las siete diputaciones
obtenidas por el partido Semilla. Este logro se registra en su primera
participación electoral y después que a su candidata presidencial, Thelma
Aldana, se le impidiera judicialmente participar en la contienda. El apoyo
logrado a nivel nacional para su propuesta al Congreso, alcanzó el 5.24%. En
total ganó siete escaños. Todos sus futuros diputados proceden del núcleo de Semilla
y no de la Plataforma Ciudadana con la que hizo coalición para postular a
Thelma Aldana.
Los partidos Libre y Convergencia obtuvieron el 0.95 % y 0.86 % de los
votos en la elección presidencial. Ninguno logró diputación alguna y tampoco el
mínimo de 5% de la votación necesario para mantenerse vivos como partidos
políticos.
En total, considerando los partidos que pudieran ser identificados como
izquierda o con una plataforma programática orientada a transformaciones desde
los intereses de los pueblos, campesinos, trabajadores urbanos y las
comunidades rurales: MLP, URNG-Maíz, Winaq y Convergencia, para la elección
presidencial juntos obtuvieron 817,874 votos, equivalentes al 18.61 %; por
mucho superaron los 129,730 votos, equivalentes al 2.7 % obtenidos por
URNG-Maíz-Winaq y Movimiento Nueva República (MNR) en el 2015.
No obstante, al considerar las votaciones de diputados por listado
nacional en esta elección, estos cuatro partidos obtuvieron 422,775 sufragios
(10.46 %), lo que representa un crecimiento mínimo con relación a la elección
de 2015, cuando obtuvieron 416,184 votos, para un 9.13 %.
Más allá de sus diferencias políticas y los caminos por los que opten
estas fuerzas, existen elementos que podrían ser la base de su articulación en
el Congreso. Comparten una orientación contra la corrupción, por reformas
legislativas de corte democrático y en favor de la defensa de grupos,
sectores y pueblos marginados. Esto, sumado a las presiones hacia la unidad de
varias organizaciones y movimientos sociales, más el tamaño de sus bancadas,
haría pensar en la necesidad y posibilidad para una alianza parlamentaria. Sus
quince diputados sumarían el 9.38 %, lo cual permitiría que, como alianza,
tengan mejores condiciones de avanzar en una agenda compartida, y solventar la
marginalidad en la cual podrían ubicarse al actuar por separado.
Con relación al balotaje, estas fuerzas están más cerca de Sandra Torres
que de Alejandro Giammattei, pero el MLP y Winaq ya han manifestado que no
apoyarán a nadie en la segunda vuelta electoral. Información reciente indica
que URNG-Maíz está analizando su posición.
4. La decadencia
del FCN-Nación
Esta elección permite constatar el planteamiento hecho producto de las
elecciones de 2015: el Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) y su
candidato Jimmy Morales, constituyeron una marca y un candidato/presidente
(un outsider), cuyo resultado electoral fue resultado de la
confluencia de múltiples intereses. En especial de la decisión de las elites de
poder económico y político para concretar una salida a la crisis de 2015 y para
evitar el triunfo de Manuel Baldizón del partido Libertad Democrática (Lider) y
de Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), candidaturas
contra las cuales impulsaron una campaña efectiva que logró tal propósito. Esto
sucedió, además, después que su principal opción, la candidatura de Alejandro
Sinibaldi del Partido Patriota (después del Movimiento Reformador, MR), fuera
descartada por su involucramiento en un caso de corrupción con la empresa
transnacional Odebrecht. En ese contexto, tales elites trasladaron su apoyo
político, financiero y mediático a la candidatura del FCN-Nación, lo cual
redundó en que este finalmente pasara a segunda vuelta y finalmente ganara la
elección.
En el reciente evento electoral, el resultado del FCN-Nación y su
candidato Estuardo Galdámez obtienen una diferencia sustancial comparada con la
elección de 2015. En ese año, para la primera vuelta electoral obtuvieron
1,152,394 de los votos válidos (23.42%) y en la segunda vuelta 2,751,058 votos
válidos (67.44%). En tanto, en el evento de 2019 logran apenas 180,983 votos,
equivalente al 4.12% en la elección presidencial y de 211,104 votos (5.23%) en
la elección de diputados por listado nacional, con una bancada de ocho
diputados al Congreso de la República.
El escaso apoyo logrado por el FCN-Nación es resultado de las profundas
debilidades e incapacidades para hacer gobierno y los múltiples señalamientos y
procesos de investigación que comprometen a sus dirigentes y altos funcionarios
gubernamentales, incluidos Jimmy Morales, presidente de la República, y el ex
candidato presidencial Galdámez. Así las cosas, esta fuerza política organizada
principalmente por un grupo de militares de viejo cuño contrainsurgente, es muy
probable que tienda a desaparecer y sus integrantes se reubiquen más temprano
que tarde con otras expresiones partidarias. No obstante, esto dependerá de su
estrategia para mantener la impunidad para sus dirigentes, que desde el primer
año de gobierno enfrentaron procesos de antejuicio y persecución judicial por
casos de crímenes de lesa humanidad y de corrupción.
5. La disputa en el
balotaje
El partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), ganador de la primera
vuelta electoral, logró 1,122,630 votos, equivalentes al 25.54 %, 7.79 % más
que en 2015[2].
Así mismo, aumentó en 173,821 mil los votantes a su favor. Esto ocurrió en un
evento electoral donde la participación disminuyó del 71.33 % en 2015 al 62.12
%.
El segundo lugar, Alejandro Giammattei y Vamos, logran el 13.95 % de los
votos. En este sentido, Torres logra una ventaja de 11.59 % y 509,328 votos.
Esto podría interpretarse como una ventaja bastante alta de cara a la segunda
vuelta. Sin embargo, puede no resultar así al considerar el voto anti Sandra
Torres que muy probablemente sea promovido y se incremente en los potenciales
votantes en el balotaje. Tendencialmente, este voto anti Sandra Torres se
encuentra en los conglomerados ciudadanos que votaron por los partidos Pan,
Podemos, Viva, Creo, Todos, PU, FCN-Nación, quienes en conjunto suman 1,073,036
votos, equivalente al 24.41 %. Junto a los sufragios emitidos por Giammattei
acumularían un 38.36%. Este es un voto que aun cuando no es necesariamente endosable,
está constituido en buena medida por un electorado principalmente urbano, cuyo
imaginario sobre la UNE y Sandra Torres hace que tendencialmente ser más
favorable a la propuesta del partido Vamos.
La ventaja actual de la candidata Sandra Torres y sus hábiles primeros
pasos hacia la primera vuelta electoral, haría suponer un resultado favorable a
su triunfo en el balotaje. Esto podría consolidarse de lograr alianzas públicas
u ocultas con partidos como UCN y Bien. Más aun al considerar que la UNE
constituye una maquinaria política cuya capacidad organizativa, mecanismos de
movilización política, alcaldes y bancada actual y entrante, resultan ser muy
importantes para librar favorablemente la disputa. Esto podría variar a partir
de las alianzas que logre Giammattei, del avance de la campaña anti Sandra
Torres y del proceso de investigación y antejuicio en contra de la candidata
por el caso de financiamiento electoral ilícito durante el 2015.
6. Cursos generales
de la agenda y el proceso político nacional
Independientemente de la fuerza que triunfe, la correlación de fuerzas
resultante de la primera vuelta permite prever que, para el siguiente período
gubernamental, se desarrollará una agenda política caracterizada por:
a.
Grupos corporativos y transnacionales, estructuras militares y de crimen
organizado, en conjunto con políticos rentistas, serán los principales
conductores del país. Estas fuerzas, al verse evidenciadas, investigadas y
procesadas, fueron recrudeciendo su batalla contra la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
Finalmente mermaron la estrategia de investigación criminal del órgano
internacional, coparon la Superintendencia de Administración Tributaria, la
Contraloría General de Cuentas y el Ministerio Público, después de que con
cabildeo y presión habían ablandado el apoyo de EEUU a dicha Comisión. Estas
fuerzas probablemente sean las determinantes del proceso político que, desde su
control en el organismo ejecutivo y legislativo, y su influencia en el
judicial, darán seguimiento a una política que priorizará el interés de algunos
empresarios y de pequeñas elites, antes que el interés colectivo y común de los
pueblos, de la ciudadanía y del cuidado ambiental. Al respecto, sus políticas
seguirán generando protesta, resistencia y conflictividad
social.
b.
Tanto en el organismo ejecutivo como el legislativo continuará el
impulso de una agenda de carácter regresivo en materia de derechos, libertad
para el saqueo y la explotación, para garantizar impunidad a corruptos y
criminales y que relegará la solución a los graves e históricos problemas del
país. Gane quien gane, se mantendrán la privatización de los servicios públicos
y la exclusión de las grandes mayorías de la educación y salud, también la política
de salarios de hambre y condiciones de trabajo indecentes. Aunque Torres
ofrecerá matices: es posible que desarrolle programas sociales para contener la
pobreza y para dar soporte clientelar a su gobierno. También que tenga cierta
apertura al diálogo con movimientos sociales con el fin de mediatizarlos. De un
gobierno encabezado por Giammattei se prevé una propuesta económica con un
mayor énfasis neoliberal y represivo.
c.
Gane quien gane, muy probablemente seguirá siendo determinante la
política de Estados Unidos hacia Guatemala. Como resultado de la sumisión del
gobierno actual –y los anteriores– en materia de seguridad, migración y
política internacional, el próximo gobierno tendrá poco margen de maniobra.
Pero se mantendrá la oposición férrea a la continuidad de la investigación
criminal mediante instancias como la CICIG.
d.
El devenir de la disputa electoral está en ciernes. Las inconsistencias
en el escrutinio, los conflictos sociales a nivel local que podrían
multiplicarse y el desarrollo de las estrategias de diversos actores que
pudieran llevar a una nueva crisis política permiten afirmar que el período de
campaña y el balotaje se desarrollarán en condiciones poco estables. Unido a
factores ya analizados, hay motivos para pensar posibles momentos de crisis
política en el corto o mediano plazo.
Dados los posibles cursos del proceso político, el polo social y popular
debe reconsiderar la posibilidad de construir alianzas políticas para enfrentar
la intensificación de las políticas neoliberales, los planes pro impunidad, la
criminalización de la protesta. También para afrontar procesos institucionales
inmediatos, como la elección de las nuevas Cortes. Solo desde una mayor
articulación y alianzas será posible que se logren algunos resultados en
materia de derechos colectivos, desarrollo rural, contención de la miseria,
políticas de equidad. Solo desde ahí podrá gestarse una hegemonía alternativa
que permita pensar en un cambio real.
[1] Los
datos que acá se presentan proceden de la fuente oficial de datos preliminares
del TSE, procesados con el 99% de las mesas correspondientes a la elección
presidencial (129 mesas faltantes para el 100%) y de diputados por listado
nacional (139 mesas faltantes para el 100%). Tribunal Supremo Electoral. Elecciones generales y de diputados al parlamento centroamericano
2019. En https://resultados2019.tse.org.gt/201901/# consultado
el 25 de junio 2019 Estos datos pueden variar si se considera las
inconsistencias entre las actas digitalizadas y los datos digitalizados en la
página de resultados preliminares del TSE, las cuales han sido confirmadas por
los magistrados de esa institución.
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