Por Mario Sosa
En www.albedrio.org, 5 de noviembre de 2007
En un diario nacional se divulgó la noticia sabida por quienes más o menos estamos cerca o le seguimos la pista a las condiciones del campesinado guatemalteco, la cual informa sobre uno de los indicadores del fenómeno de la explotación económica en el campo guatemalteco: los terratenientes pagan menos del salario mínimo. Los trabajadores asalariados del sector agrícola reciben en promedio Q.1122.54 al mes, es decir, Q214.86 menos que lo establecido legalmente como salario mínimo para actividades agrícolas. Además de los bajos salarios que se paga a la clase trabajadora, muchas empresas no le garantizan prestaciones laborales de ley (IGSS, bono 14, aguinaldo, vacaciones, indemnización al ser despedidos, condiciones de trabajo dignas,), además de las violaciones a sus derechos que constantemente son denunciada.
Si se compara el salario que reciben los trabajadores que tienen la suerte de tener un empleo con el costo de la canasta básica (que incluye alimentos para una familia de 5 personas) que asciende a Q.1574.05 o con el costo de la canasta básica vital (que incluye alimentos, vestuario, vivienda, salud y transporte) que requiere Q.2872.35, lo evidente es que con el salario mínimo –cuando se paga- apenas resulta suficiente para la compra de los nutrientes esenciales para vivir y es insuficiente para satisfacer otras necesidades vitales. Pero la situación se agrava si se considera que para el año 2007 se espera que la inflación sea de 8 puntos, lo cual implica un aumento de alrededor de Q.80.00 quetzales mensuales (Q84.96 en julio pasado) que el trabajador debe gastar de más, pero que no posee pues su salario no registra ningún aumento.
La situación de la clase trabajadora contrasta radicalmente con la situación de la burguesía. Veamos tres ejemplos:
Ejemplo 1
El sector bancario, es decir, los dueños del gran capital financiero en el país, para el 30 de septiembre de 2007, registraron Q1569 millones en ganancias, las cuales superaron en Q.330 millones las obtenidas en el año 2006, siendo que aún falta tres meses para concluir el año.
Ejemplo 2
Según Inforpress 1654, entre mayo de 2005 y 2006, el precio del azúcar se duplicó. Los ingresos brutos del sector llegarían a los US$948.8 millones, sin incluir los ingresos por venta de energía eléctrica y etanol que fueron de US$45 millones durante 2005, en tanto que para 2006, se proyectan ingresos por US$70 millones debido a su capacidad de producir el doble. Esto evidentemente refleja no solamente un aumento de sus ingresos, sino de las ganancias de los dueños de los ingenios nacionales.
Ejemplo 3
Las empresas Deorsa y Deocsa (subsidiarias de la empresa transnacional Unión Fenosa), aprovechando el proceso de privatización de la producción y distribución de la energía eléctrica impulsada por el gobierno neoliberal de Alvaro Arzú y seguida por Alfonso Portillo y Oscar Berger, han avanzado en la monopolización de la distribución de energía en amplias áreas del país, y sobre la base de cobros excesivos e irregulares denunciados por consumidores y organizaciones sociales, están logrando ganancias multimillonarias. Así, para el 2004 lograron una ganancia de Q.179 millones, 24% mayor que en el 2003. Es decir, si le aplicamos un aumento sostenido del 24% año con año –como una consideración analítica a ser constatada, con lo cual podría inclusive aumentar-, esto implica que sus ganancias sólo para el 2007 podrían ascender a Q.340 millones.
Es decir, mientras la clase trabajadora se encuentra sobreviviendo con un salario que no llega al mínimo o no aumenta y con el hecho de que cada día le alcanza para comprar menos, la burguesía (dueña de la tierra, el capital financiero, el gran comercio, la gran industria, etc.) ve aumentar año con año sus ganancias y, por consiguiente, su capacidad de compra.
Esta injusticia es la que reproduce un sistema socioeconómico injusto, la que reproduce la realidad de pobreza y miseria que impera en el país. Esta es la injusticia en la cual debería estar centrada la izquierda guatemalteca, no en ser la izquierda electoral conveniente al sistema de injusticia y a los sectores de poder.
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